María Agripina Lazala Morel: 11 años que se niegan al olvido, mayo mojado de lluvias

Por Maximino Brito Lazala

In Memoriam: A la madre navegando en el amor más puro de una existencia fecunda.

Cuando visité por vez primera la madre patria, España del idioma castellano, el español, pude comprender porque mi madre tenía en su vocabulario palabras que ya no eran de uso común, pero que todabía en la España ansestral son usadas, pues muchas veces de niño mi madre decía, ven asiarte, pues todavía se nombra el baño como el aseo, y donde mayor apego hay al idioma original que llegó con el almirante de la mar oceano, Don Cristóbal Colón, es la región del Cibao, allí en el año 1932 nació María Agripina Lazala, en la hermosa aldea de Baitoa, en el primer Santiago de América.

Hay un breve momento que compartí con mi padre, a mi regreso de Caracas, Venezuela, en el pasillo que da a la Unidad de Cuidados Intensivos, (UCI) donde mi madre había sido ingresada: «No sabía que Gripa era tan importante», pues la recepción de la Clínica de Corazones Unidos estaba llena de deudos y amigos y aun al frente, que se habían congregados para saber del estado de salud de la vieja, de diminuta estatura, que nos había conquistado a todos con un arma poderosa, el AMOR, que repartío de tal menera que no hubo nadie que pudiera levantarse diciendo que ella lo había agraviado.

El Poder de la Lealtad: Lección aprendida de mi padre

Recuerdo mi última conversación teléfonica con ella, horas antes de que cayera para no levantarse mas, a las 2:00 de la tarde del 15 de mayo, estando en el aeropuerto Simón Bolívar de Caracas, para tomar un vuelo al interior, su voz firme:

«Cuándo vienes? le respondí que en una semana, y que va hacei pa alla, ven pa aca, ombe».

Mientras hablaba con ella, por el alto parlante se oía la voz, «último llamado para los pasajeros con destino a Barcelona», y le dije a mi madre, mi vieja me deja el vuelo, y con su forma tierna y sugerente de hablar, me dijo: «Que vuelo ni vuelo vamos a seguir hablando», me vi obligado despedirme y cerrar la llamada, siendo esta la última vez que oí su voz».

Llegué a mi destino, y al otro día a las 11:00 de la mañana, timbró mi teléfono celular era la voz de mi hijo Josué Natanael, «Papi, abuela esta interna, usted debe venir», compredí que algo muy grande le había pasado a mi viejita, amada, y paré de hacer la evualuación de una fábrica de estructura metálica, y pedí que me permitieran usar una oficina para hacer algo muy personal, cerre la puerta, incline mi cabeza y me comenzaron a correr lágrimas sobre mi rostro, que besaban el recuerdo de esa mujer que me amó como nunca nadie me ha amado.

De inmediato emprendí mi viaje de regreso, tomando el próximo vuelo a Caracas, dejando todos mis equipajes y pertenencias, en el Hotel Meliá Caracas donde me había hospedado, era el día 16 de mayo del año 2009, y ya se senía la confrontación de Hugo Chávez, con los Estados Unidos, y todo el que salía de Caracas a cualquier ciudad de la unión americana, sino era residente, debía mostrar el vuelo de regreso a su país, en lo que verificaban perdí el vuelo, y tuve que regresar a hotel.

El día 17 salí de madrugada, y antes de abordar a las 5:00 de la mañana llamé a mi padre, que me dijo «Maiximo ven que tus hermanas están devastadas», llegué al aeropuerto Internacional de Miami, allí me esparaban mi hija Eva María y mi socio el empresario Sergio Pino, con lagrimas compartía el presagio de la muerte que cercó a la madre de Nurys, Isabel y Daysi, tesoro que dio a luz de su vientre fecundo, una larga batalla y el 25 de mayo, mientras almorzaba con el periodista Ramón Barros, timbró el teléfono, era la voz de Josué Natanael: «Papi murió abuela».

Hasta siempre madre amada…!!!

El autor es: Ingeniero, Empresario (Presidente del Fondo Privado de Inversión), Experto en Geopolítica y Negocios y Poeta

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